El sachet de leche se usa desde hace más de 40 años -principios de los ´70- para envasar un producto de primer uso para las familias argentinas. El sachet posibilitó que, por primera vez, llegara la leche pasteurizada a todos los hogares a un costo razonable, de manera segura y sanitaria para evitar enfermedades. Este beneficio implicó un gran avance para la alimentación sana de la población, particularmente de los niños.
El sachet es un envase resistente, flexible, seguro y manipulable en todas sus etapas: producción, logística, y traslado al hogar. Fabricado en polietileno (PE), el sachet es un producto noble, inocuo y reciclable.
Brinda muchos beneficios mientras está en uso y, al final de su vida útil, se recicla transformándose en bancos de plaza, caños, macetas, etc. Son un RECURSO para la industria recicladora plástica y aportando a la economía circular con el ahorro de recursos, la minimización de residuos y el su aprovechamiento para volver a ser materia prima.
Se usa extensivamente en Canadá, Sud África, Hungría, China, Uruguay, Brasil, Colombia, Perú entre otros países.
Tras su reciclado se transforma en productos: